Intentos frustrados que hacen perder las ganas de dejar de fumar
El miedo a dejar el cigarrillo se puede manifestar de manera consciente, pero a veces puede estar enmascarado, oculto. El más común —y el más evidente, que se expresa abiertamente— es el miedo al fracaso. ¿Cuántas veces dijimos “mañana dejo” y no cumplimos? ¿Cuántas veces fantaseamos con apagar nuestro “último” cigarrillo el 31 de diciembre y empezar el nuevo año desde cero? ¿Cuántas veces intentamos bajar la dosis, fumar menos, controlar “el vicio”, o probamos “el último método”? El viejo chiste sirve de ejemplo: “No hay nada más fácil que dejar de fumar. Yo dejé diez veces”.
Son innumerables las experiencias frustrantes, los tratamientos que no resultan, el intento de hacerlo solo y no lograrlo o, lo que es peor, dejar por un breve período y volver a caer, después de sufrir inútilmente resistiendo con gran esfuerzo. A menudo, la lucha dura apenas dos horas. A veces, unos pocos días. Todo depende de la resistencia. Después de varios intentos fallidos, uno no puede menos que sentirse frustrado, humillado, con la autoestima baja, absolutamente desvalorizado, y con un temor enorme a reiterar el fracaso.
Es por ello, que es importante pedir ayuda, no hacerlo solo. Transitar el camino con otras personas que están en la misma situación, sentirse identificado y acompañado, logran el resultado buscado ; dejar de fumar y no reincidir.